Rinitis alérgica: Cuando hasta tu nariz quiere vacaciones

¿Te la pasas con pañuelo en mano, estornudas más que hablas y tu nariz parece tener vida propia? Tranquilo, no estás solo ni sola. Es posible que tu cuerpo esté reaccionando como si viviera en una película de drama cada vez que hay polvo, polen, pelitos de gato o cambios de clima. La buena noticia: no estás condenado a vivir con la nariz tapada ni con ataques de estornudos dignos de una orquesta. Bienvenid@ al mundo de la rinitis alérgica: un trastorno muy común, a veces subestimado, pero que sí tiene solución. En este artículo te contaremos qué es, por qué ocurre, cómo puedes prevenirla y qué hacer para controlarla y sentirte mejor. 

¿Qué es la rinitis alérgica? 

La rinitis alérgica es una reacción exagerada del sistema inmune ante sustancias que normalmente no deberían causar problemas, como el polvo, el polen, el moho o la caspa de animales. En otras palabras, tu cuerpo se comporta como si estuviera en guerra… cuando en realidad está en una fiesta de primavera. 

Esta reacción se manifiesta principalmente en la nariz y las vías respiratorias, provocando síntomas incómodos como estornudos, picazón, congestión y secreción nasal. También puede afectar los ojos, los oídos y hasta el sueño. 

Hay dos tipos principales de rinitis alérgica: 

  • Estacional: aparece en ciertas épocas del año, generalmente cuando hay más polen en el ambiente (primavera, por ejemplo). 
  • Perenne: se presenta todo el año, especialmente cuando los alérgenos están dentro del hogar (ácaros, moho, pelo de mascotas). 

¿Qué causa la rinitis alérgica? 

Todo comienza cuando el sistema inmune se pone quisquilloso. Ante sustancias completamente inofensivas para la mayoría, el cuerpo de una persona alérgica reacciona como si se tratara de una amenaza. 

Aquí los principales culpables: 

  • Polen: de árboles, pastos o malezas. Es el villano clásico de la rinitis estacional. 
  • Caspa y pelo de animales: perros, gatos, cobayas… incluso si los bañas con shampoo hipoalergénico. 
  • Ácaros del polvo: microscópicos pero temibles. Habitan colchones, almohadas, alfombras, cortinas… 
  • Esporas de moho: se reproducen en lugares húmedos como baños, sótanos y plantas. 
  • Ciertos productos de limpieza o perfumes: aunque no son alérgenos en sí, pueden irritar y empeorar los síntomas. 

En algunas personas también influyen los factores genéticos (si tus papás estornudaban juntos, tú probablemente también lo harás) y ambientales (vivir en zonas con mucha contaminación puede empeorar todo). 

¿Cuáles son los síntomas? 

La rinitis alérgica no es peligrosa, pero sí puede ser muy molesta. Y aunque parezca una simple “gripita eterna”, tiene sus propias características: 

  • Estornudos repetitivos (no uno ni dos… ¡más de cinco seguidos!) 
  • Picazón en la nariz, garganta, oídos y ojos 
  • Congestión nasal (esa sensación de “nariz tapada”) 
  • Secreción nasal clara y constante (tipo grifo mal cerrado) 
  • Ojos llorosos o irritados 
  • Tos seca o frecuente 
  • Dolor de cabeza por la congestión 
  • Fatiga (¡sí, cansa estar luchando contra una alergia!) 

Dato curioso: Algunas personas con rinitis alérgica desarrollan alergia cruzada, lo que significa que también pueden reaccionar ante ciertos alimentos relacionados con el alérgeno principal. Por ejemplo, quienes son alérgicos al polen pueden tener molestias al comer manzana, melón o zanahoria. 

 

¿Cómo se diagnostica? 

Si cada vez que limpias, sales al parque o abrazas a tu gato terminas como si hubieras llorado viendo una película triste… es hora de consultar al médico. El diagnóstico lo puede hacer un médico general o alergólogo, y generalmente se basa en: 

  1. Historia clínica detallada: ¿Cuándo aparecen los síntomas? ¿Qué los empeora¿Tienes antecedentes familiares? 
  2. Examen físico: Para revisar el estado de la nariz, garganta y ojos. 
  3. Pruebas cutáneas de alergia: Se colocan pequeñas gotas de alérgenos en la piel para observar si hay reacción. 
  4. Análisis de sangre: Mide los niveles de anticuerpos (IgE) específicos ante ciertos alérgenos. 

Diagnosticar bien es clave, porque a veces la rinitis se confunde con otras condiciones como gripe crónica, sinusitis o incluso asma. 

Prevención y tratamiento: ¡Tu nariz también merece una vida tranquila! 

Aunque la rinitis alérgica no se cura del todo, ¡sí se puede controlar! Aquí te dejamos algunas recomendaciones prácticas para vivir sin tanto pañuelo y papel de por medio: 

Evita el contacto con los alérgenos 

  • Lava sábanas y cobijas con agua caliente cada semana. 
  • Usa fundas antiácaros para colchón y almohadas. 
  • Ventila la casa, pero cierra ventanas en épocas de mucho polen. 
  • No permitas que tus mascotas duerman en tu cama (aunque te miren con ojitos tiernos). 
  • Usa deshumidificadores si tu casa es muy húmeda. 
  • Elige productos de limpieza sin fragancia fuerte. 

Cambia algunos hábitos 

  • Deja de fumar (o aléjate del humo ajeno). 
  • Usa mascarilla en lugares con mucho polvo o al podar el jardín. 
  • Evita los cambios bruscos de temperatura. 
  • Lava tu nariz con solución salina (una práctica simple pero muy efectiva). 

Tratamientos médicos disponibles 

Siempre con asesoría profesional, puedes acceder a: 

  • Antihistamínicos: Ayudan a bloquear la reacción alérgica. 
  • Corticoides nasales: Reducen la inflamación y la congestión. 
  • Descongestionantes: Solo por cortos periodos (¡ojo! no abuses). 
  • Inmunoterapia (vacunas para la alergia): Para casos más graves o persistentes. 
  • Sprays nasales con solución salina: Útiles para limpiar y aliviar. 

Consulta médica especializada 

Un alergólogo puede ayudarte a identificar exactamente qué está causando tus síntomas y diseñar un plan de manejo personalizado. ¡Tu nariz te lo agradecerá! 

¡No dejes que tu nariz dirija tu vida! 

Vivir con rinitis alérgica no tiene por qué ser una tortura ni una resignación. Aunque no puedas controlar el clima ni hacer que tu perro deje de tener pelo, sí puedes tomar decisiones que mejoren tu calidad de vida. Estar bien informado, evitar los desencadenantes y seguir un tratamiento adecuado es la clave. 

Y recuerda, si te la pasas diciendo “es que yo siempre estoy así” ¡eso no es normal! Es hora de que le des vacaciones a tu nariz y retomes el control de tu bienestar. Porque la salud es La Santé. 

Referencias: 

El desafío de vivir y respirar con Asma

Tan popular como complicada, esta condición afecta a más de 300 millones de personas en todo el mundo. ¡Acompáñanos a saber más!

El asma es una enfermedad crónica que caracterizada por la inflamación de las vías respiratorias, lo que puede provocar momentos o episodios con dificultad para respirar, opresión en el pecho, tos y sibilancias. Aunque el asma puede ser una condición debilitante, entender sus síntomas y aprender a convivir con ella puede ayudar a mantener una buena calidad de vida.

¿Qué es el Asma?:

Es una enfermedad respiratoria crónica que se caracteriza por la inflamación y estrechamiento de las vías respiratorias, lo que dificulta el paso del aire hacia los pulmones y puede provocarse por diferentes razones, como:

  • Factores genéticos.
  • Exposición a alérgenos como polen, ácaros del polvo, caspa de mascotas.
  • Exposición a irritantes como humo de tabaco, contaminación del aire, productos químicos.
  • Infecciones respiratorias virales.

¿Por qué se genera?

Principalmente debido a la combinación de factores genéticos, químicos y ambientales. La predisposición genética puede aumentar la susceptibilidad de una persona a desarrollar asma, mientras que la exposición a alérgenos o irritantes ambientales puede desencadenar los síntomas, que varían según la edad de la persona.

¿Cuáles son los síntomas?

La sintomatología del asma tiene factores en común entre niños y adultos, pero sus principales diferencias son:

Niños: 

  • Tos persistente, especialmente por la noche o temprano en la mañana.
  • Sibilancias y dificultad al respirar. 
  • Fatiga durante el ejercicio.

Jóvenes y Adultos: 

  • Tos crónica.
  • Marcadas sibilancias al respirar.
  • Opresión en el pecho.
  • Dificultad para respirar, especialmente durante el ejercicio o en presencia de alérgenos o irritantes.

Algunos datos que no sabías sobre el asma…

  • Es una de las principales y más comunes enfermedades no transmisibles (ENT). Afecta por igual a niños y adultos y es la enfermedad crónica más habitual en población infantil.
  • Los síntomas se deben a la inflamación y el estrechamiento de las vías respiratorias pequeñas de los pulmones.
  • Se puede controlar con medicamentos por vía inhalatoria que alivian los síntomas y ayudar a las pacientes con asma, a llevar una vida con normalidad.

El tratamiento para esta enfermedad


El asma no tiene cura como tal, pero sí es posible aliviar y disminuir los síntomas con tratamientos, como con inhaladores, que actúan enviando fármacos directamente a los pulmones.
Los inhaladores pueden contener dos tipos de fármacos:

  • Broncodilatadores; que abren las vías respiratorias y alivian los síntomas.
  • Corticosteroides; que reducen la inflamación de las vías respiratorias y, de ese modo, alivian los síntomas y reducen el riesgo crisis intensas 

Según la observación y recomendación del médico, las pacientes con asma suelen usar el inhalador a diario, dependiendo de la frecuencia de los síntomas y de los distintos tipos de inhaladores disponibles.

¿Quién está en riesgo de padecer Asma?

Cualquier persona a cualquier edad puede padecerla, principalmente se desarrolla en la niñez, sin embargo, hay ciertos factores pueden aumentar su riesgo.

  • Exposición al humo durante el embarazo.
  • Exposición a ciertas sustancias como irritantes químicos o polvos industriales.
  • Genética e historia familiar: Es más probable tenerla si uno de sus padres la padece, especialmente la madre. 
  • Tener otras enfermedades o afecciones como obesidad y alergias.
  • Infecciones respiratorias virales durante la niñez.

Recomendaciones para vivir con Asma:

  • Seguir el plan de tratamiento recomendado por el médico.
  • Evitar los desencadenantes como alérgenos e irritantes.
  • Mantener un estilo de vida saludable, incluyendo una dieta balanceada y ejercicio regular.
  • Aprender a reconocer y manejar los síntomas de un ataque de asma.
  • Mantener un ambiente limpio y libre de alérgenos en el hogar.

¡Ojo, porque también es importante sensibilizar la enfermedad para no estigmatizar a las personas asmáticas!

¿Qué hacer si padezco de Asma?

  • Asistir frecuentemente al médico.
  • Mantener siempre a mano los medicamentos recetados.
  • Practicar técnicas de respiración profunda y relajación para controlar la ansiedad durante los episodios de dificultad respiratoria.
  • Mantenerse activo físicamente dentro de los límites recomendados por el médico.

Vivir con asma puede presentar desafíos

Entender la condición y seguir un plan de manejo adecuado puede ayudar a controlar los síntomas y mantener una buena calidad de vida. Mantenerse saludable y activo, junto con el cuidado médico adecuado, son pasos importantes para enfrentar esta condición respiratoria con bienestar. 

Referencias generales: 

Tratamientos:

Síntomas:

PSORIASIS: DESCUBRE EL CAMINO HACIA UNA PIEL SALUDABLE

Aunque puede ser una afección de por vida, normalmente se controla mediante tratamiento.

¿Alguna vez has tenido comezón con piel enrojecida y que tiende a escamarse? Podría ser psoriasis, una afección común, pero a menudo incomprendida y que afecta la piel y la autoestima de millones de personas.

¿Qué es la Psoriasis?

La psoriasis es una condición crónica de la piel que se manifiesta con enrojecimiento, descamación y picazón, ocurre cuando el sistema inmunológico se acelera, provocando un crecimiento rápido de las células de la piel, que normalmente tardan semanas en renovarse, pero en la psoriasis ocurre en días. Este proceso provoca acumulación de células en la superficie de la piel, formando placas gruesas y escamosas, a menudo en codos, rodillas, cuero cabelludo y espalda.

¿Cuántos tipos de psoriasis hay?

Existen varios tipos de psoriasis, siendo la más común la psoriasis en placas, están también la psoriasis guttata, inversa, pustulosa y eritrodérmica, cada una con sus propias características y áreas de afectación específicas.

  • Eritrodérmica: enrojecimiento de piel muy intenso, cubre grandes zonas en la piel.
  • Guttata: pequeñas manchas entre rojas y rosadas en la piel. Está relacionada con infecciones por estreptococos, especialmente en niños.
  • Inversa: enrojecimiento e irritación de piel en axilas, ingle y entre la piel superpuesta, en lugar de aparecer en las áreas más comunes de los codos y las rodillas.
  • Placa: gruesos parches de piel rojos y cubiertos por escamas plateadas y blancas. Este es el tipo más común de psoriasis.
  • Pustular: ampollas amarillas llenas de pus (pústulas) rodeadas de piel roja e irritada.

Los síntomas varían de persona a persona, pero generalmente incluyen parches rojos cubiertos con escamas plateadas, piel seca y agrietada, picazón o sensación de ardor.

¿Hay algún tratamiento?

 

El tratamiento para la psoriasis depende del tipo y la gravedad de la afección, también de la persona que la padece. Puede implicar el uso de cremas tópicas, terapias de luz, medicamentos orales o inyectados, y en casos más graves, tratamiento sistémico. El objetivo principal es controlar los síntomas, reducir la inflamación y ralentizar el crecimiento celular excesivo. De cualquier modo, es fundamental consultar a un especialista para que sea quien determine el tratamiento adecuado a seguir. 

¿Se puede prevenir?

Prevenir la psoriasis puede ser complicado, ya que, en muchos casos, la genética desempeña un papel importante en su desarrollo. Sin embargo, llevar un estilo de vida saludable puede ayudar a reducir el riesgo y controlar los síntomas. Mantener un peso saludable, reducir el estrés, evitar lesiones en la piel y limitar el consumo de alcohol y tabaco son algunas estrategias preventivas.

Recuerda…

La psoriasis es una afección que puede aparecer en cualquier etapa de la vida y presentar diferentes desafíos, pero con el tratamiento adecuado y cuidado de la piel, es posible controlarla y llevar una vida plena. El auto cuidado es fundamental; mantener la piel hidratada, seguir las indicaciones médicas y adoptar hábitos saludables son clave para el bienestar general de la piel y la salud en general. Si sospechas que puedes tener psoriasis, es crucial buscar la orientación de un dermatólogo para recibir un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado. Tu piel, como tu salud en general, merece ser cuidada con cariño y atención constante.

Referencia #1: https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/000434.htm

Referencia #2: https://www.jaad.org/article/S0190-9622(16)30909-4/fulltext